Autor: Rafael Fernández López
Pocas veces nos encontramos con la documentación de la construcción de una iglesia y de los motivos por la cual esta fue edificada. Tienen los silereños un cierto espíritu de independencia y de la propiedad, amantes de sus tradiciones y sus fiestas. Esta forma de ser no es de hoy día, ya que según veremos este espíritu de cooperación es de varios siglos atrás. Una de las propiedades comunitarias más arraigada en ese espíritu es su pequeña y recoleta iglesia, que siempre la han tenido como propia y motivos no le faltan porque generación tras generación todos los vecinos han sido participes no solo de la edificación de la iglesia en su día, sino de su mantenimiento y ornamentación. Aunque hoy día y tras la reforma llevada a cabo en 1975 en la cual se perdió parte del tesoro artístico que quedó tras la guerra del 36 como imágenes, retablo y ornamentos religiosos acumulados durante 200 años.
Las nuevas ideas de la ilustración dieron como fruto el principio de una descentralización religiosa, más acorde con el aumento de la población y las necesidades de esta. Esta descentralización eclesiástica con el tiempo influyó de una manera determinante en la descentralización política, pues algunas de estas aldeas y cortijadas en las que se instituyeron ayudas de parroquia, utilizaron como argumento el ámbito de su pila bautismal para la formación de su nuevo ayuntamiento y su término municipal.
En la información del Catastro de Ensenada datada en Priego el 10 de septiembre de 1757 nos indica que en el término y pueblos de Priego había erigidas las ermitas e iglesias siguientes: de la Santa Cruz, dos con la advocación de Nuestra Señora del Rosario y la de San Juan Bautista, ubicadas posiblemente las del Rosario en Castil de Campos y Fuente-Tojar y la de San Juan Bautista en Almedinilla.
En la Relaciones topográficas de Tomás López (Biblioteca Nacional Manuscrito 7294, folios 588-606) y datada en 1792, nos indica que en “el término hay seis ermitas para que los habitantes de las cortijadas, o aldeas pequeñas. Cortijos y caserías inmediatas oigan misa, y dos de estas, que están en las aldeas de Almedinilla y Fuente- Tójar sirven de Ayuda de Parroquia, con un cura Theniente, Cada una subalternas de la Matriz…).
Unos años más tarde, el Capitán de Caballería Pedro Alcalá Zamora en sus Apuntes para la Historia de Priego nos dice “…Como el vecindario de Priego se ha extendido por sus campos y la reunión de casas en algunos parajes constituyó aldeas numerosas (…) ha sido necesario proveer el socorro espiritual de aquellos habitantes, y con este objeto los diocesanos erigieron una ayuda de parroquia en Almedinilla en el año de 1769, otra en Fuente-Tójar en el año de 1778 y otras dos en Castil de Campos y Zamoranos en 1818, dependientes de la Matriz de Priego…”
Pero es el Síndico Pensonero D. Blas Manuel de Codes el que con la aprobación del Consejo de Priego redactó el “Estado que se remitió al Intendente de Córdoba del estado de la Villa de Priego y remedios para su decadencia. 19 de agosto de 1776” (Biblioteca Colombina 59-5-26).
Era Manuel de Codes un ilustrado que formó parte en la creación de Sociedad de Amigos del País de Priego y era miembro de la de Sevilla, en su informe detalla minuciosamente los males que acarreaban a la población de Priego y su término y los remedios que propuso para frenar tales males, entre estos estaban los de favorecer las pequeñas industrias y los trabajos artesanos, ya que hasta unos pocos años antes estos trabajos eran considerados como deshonrosos. Asimismo indicaba la pérdida de jornales y la falta de la asistencia religiosas a los vecinos de los caseríos y diseminados a acudir estos a la iglesia de Priego para cumplir con los sacramentos,. Su informe no puede ser más claro y contundente en cuanto a estos puntos, ya que decía “…sin embargo del celo y actividad con que ejercen sus empleos (se refiere a los sacerdotes) es imposible que puedan remediar la laxitud espiritual, y falta de educación cristiana, que se experimenta, especialmente en los vecinos del campo; siendo bastante de admirar el verlos llevar continuamente el adorable Cuerpo de Cristo Sacramentado, una y dos leguas, para suministrarlo en Viático a los enfermos, en todo tiempo, sin distinción de día, noche, calor, frío, nieve, ni agua, y lo más lastimoso es, que algunas veces llega a el enfermo a entregado su espíritu al Creador sin aquel Santísimo Consuelo, y aun sin haber confesado. Es verdad que hay nombrados capellanes para que digan misa los días de fiesta en las Aldeas y Hermitas de Tójar, Almedinilla, Zagrilla, Villares y Castellar; lo que ejecutan sin renta alguna, y solo a expensas de las limosnas voluntarias que le dan los vecinos aldeanos, pero para la recepción de Sacramentos especialmente Bautismos y Matrimonios y para los entierros, tienen que venir a esta Villa de una, dos y más leguas, es increíble lo que perjudica a la educación cristiana e industria popular este modo….”
Los vecinos de Sileras sufragan la construcción de su Iglesia
Así, desde el Consejo o Ayuntamiento de Priego, se propugnaba por una descentralización eclesiástica. Y, una de las cortijadas o aldea más lejana era la de la Sileras, cuyos vecinos debían de trasladarse a Priego tanto para casarse como para bautizarse y en el último paseo de su vida, para ser enterrado, y para cumplir con la iglesia en los días de fiesta debían de bajar a Almedinilla. Para evitar estos molestos desplazamientos y ahorrar tiempo que le quitaban a las labores agrícolas y ganaderas, todos los vecinos guiados por la voz cantante de dos de ellos llamados Juan Díez y Juan León solicitaron al Abad de Alcalá la Real, a cuya jurisdicción eclesiástica dependía entonces Priego, la autorización pertinente para construir una iglesia en su aldea (según me ha indicado el Cronista Oficial de Alcalá la Real, ya que el archivo abacial fue quemado durante la guerra civil del 36).
Por cuyo motivo, dicho documento haya desaparecido, este archivo quemado así como los numerosos crímenes y asesinatos que se cometieron en esta bella localidad, como la perdida de su rico patrimonio artístico tanto civil como eclesiástico, fue fruto de socialista, comunistas y anarquistas.
Una vez obtenida dicha autorización, los vecinos de las Sileras se dirigieron a los Sres. del Consejo Justicias y Regimiento de Priego exponiéndole “…Juan Díaz y Juan León vecinos de esta Villa, labradores y moradores al sitio de la población de las Sileras en su término, puestos a los pies de VS. con el respeto debido dicen, que con motivo de haber pretendido los suplicantes en voz y nombre de todos el vecindarios de dicha población que el Ilmo. Sr. Abad de Alcalá la Real concediese licencia, y diese su beneplácito para edificar una Iglesia en la supradicha Población, en la que se dedique al debido culto a Dios, habiéndolo concedido dicho Sr. Ilmo. y ofrecer contribuir con su limosna, para ayudar a tan justa pretensión; en atención a la extorsión que se causa a aquellos vecinos en tener que transitar a la población de la Almedinilla para oír el Sto. Sacrificio de la Misa en los días que Nuestra SAT. Madre Iglesia nos manda, y los perjuicios que se originan y pueden originarse tanto en perderse muchos de ellos sin misa en dichos días de precepto, cuanto conocéis muchos que a la salud publica de VS. no se le oculta; e igualmente a que dichos vecinos están desde luego pronto a contribuir son sus respectivas limosnas para erigir y construir dicho templo, y en El tributar el debido culto a la Divina Majestad; por lo tanto y para que tenga efecto;
A VS suplicamos, que en atención a lo que llevamos expuesto, se sirva conceder a nuestra pretensión, señalando en el ejido de citada población sitio oportuno en que se edifique y construya dicho templo, para lo que se ha de servir igualmente mandar que por los peritos o demás personas que sea necesario se pase a dicho sitio a la conducente vista de ojos, para que sin perjuicio de terceros, que desde luego estamos prontos a pagar y sastifacer las costas que se causen como igualmente el tanto que importe dichos terrenos, en lo que hará VS. buen servicio a Dios y a todo el vecindario de dicha población especial gracia y merced, y agradecidos a tan grande beneficio, pidiendo a dicho Sr., les prospere sus vidas. Y por no saber firmar lo hizo a ruego nuestro un testigo. Fdo. Fulgencio Estremera y Castillo.”
El Cabildo y Ayto de Priego con fecha 7 de septiembre de 1789 vio la anterior petición y nombró al regidor de Obras Públicas D. Antonio de Gámiz Aguilera, el cual con asistencia de José Álvarez, maestro de albañilería, alarife y vecino de Priego, se personificaron en las Sileras para la vista de ojo e informar de lo que hallaren y lo que se ofreciera.
Era José Álvarez el Mayor hermano de Domingo Álvarez, este padre del que seria el más famoso escultor español del neoclasicismo José Álvarez Cubero, así José Álvarez el Mayor había dejado su bien renumerado cargo de maestro mayor de obras de la catedral Hispalense y su Obispado, en el cual según Sánchez Corbacho en su obra “ Arquitectura barroca sevillana del siglo XVIII” era autor de la traza de la iglesia de San Pedro de Jerez, de la parroquia de la Santa Cruz de Écija y la de San Bernardo de Sevilla y la de Santa Ana la Real en la provincia e Huelva, interviniendo además en la portada lateral de la de Manzanilla y realizando los planos de la de Aznalcóllar en Sevilla.
Así después de prestar el debido juramento José Álvarez de decir la verdad ante D. Antonio de Gámiz y de aceptar el nombramiento del Cabildo de Priego, ambos se trasladaron a las Sileras ·…se llegó al ejido de dicho sitio que está próximo a la casa de Juan Muñoz en este sitio que es donde Juan Díez y Juan León pretenden construir una iglesia como lo expresan en su pedimento; y visto por dicho perito, expresó ser a propósito y haber terreno suficiente para ello y que no causa perjuicio a el común de tercero ni interesado alguno, por ser el sitio sumamente grande y el quedar el suficiente para paso y apacentadero de ganado por todos lados, y con sobrado ancho para el comercio de las gentes como para ruedas y demás que se ofrezca, en cuya virtud se llegó próximo de la casa de dicho Juan Muñoz en donde se puso un mojón que ha de hacer esquina y dicho perito midió hacia arriba veinte y una vara de largo, donde se puso otro mojón, y siguió midiendo hacia poniente ocho varas de ancho, donde se puso otro mojón, desde el cual fue midiendo otras veinte y una vara de largo hacia abajo, mirando a la casa de dicho Juan Muñoz, donde puso otro mojón y desde este a el primero que se puso midió ocho varas de ancho, que ha de ser la fachada de la Iglesia. Vajo cuyos cuatro mojones quedó señalado el terreno suficiente para construir dicha Iglesia, cuyas tierras prehanecen dicho amojonamiento queda aislada del ejido, y a dicha tierra nutre y de ningún aprecio por lo que no se le dar valor alguno y le concede a los dichos Juan Díez y Juan León la licencia que solicitan para fabricar dicha Iglesia y no causar perjuicio alguno a el común ni interesado; cuyo reconocimiento declara haber hecho fiel y legalmente, según su leal saber y entender, sin fraude, ni colusión alguna, y la verdad so cargo de su juramento y que es de edad de sesenta años, firmo dicho diputado. Doy fe. Antonio Gámiz, José Álvarez, Bentura García Penche.”
Lo que el Regidor había dado de palabra lo llevó al papel y dejó impresa su autorización para presentarlo ante el Cabildo y Ayto de Priego este dice así: “Como Regidor Diputado que soy del Consejo de esta Villa y nombrado para el reconocimiento de vista de ojos, mandado hacer en estos autos, e pasado al sitio de las Sileras de este término, donde se ha practicado las diligencias antecedentes, y se ha separado el sitio suficiente para que Juan Díaz y Juan León fabriquen la Iglesia que pretenden, en la forma que tienen pedido y según lo que resulta de dicha diligencia, mi conocimiento y los informes que para esto he tomado de persona inteligente y de arreglada consulta, hallo que no es de perjuicio a el común tercero, ni interesado alguno, el que se fabrique referida Iglesia en el sitio señalado, ante sirve de mucho beneficio a los vecinos de referido sitio; por lo cual siendo servido dicho Consejo podrá conceder la licencia que piden, con tal de que no se excedan, y es cuanto puedo informar y lo firmo Antonio Gamiz.” (Archivo Histórico Municipal de Priego. Papeles sueltos).
El Consejo, Justicias y Ayuntamiento de Priego reunido el día 28 de septiembre de 1789 autorizó la construcción de dicha Iglesia, con las medidas y las condiciones que anteriormente hemos expuesto. No cobrando nada por el terreno.
Ignoramos si la traza de dicha Iglesia puesta bajo la advocación de San Antón o Antonio Abad fue del maestro de obras y perito José Álvarez García, esta se construyó formando un rectángulo de aproximadamente 18’9 x 7’2 m. cubriéndola con bóveda de cañón en su nave abriéndose dos hornacinas en sus laterales y el altar mayor en su cabecero, rematando la misma un pequeño campanario, todo construido según la arquitectura popular con materiales de su entorno y a costa de los vecinos, quedando la iglesia exenta de edificio alguno, pudiendo circular a su alrededor tanto personas, como carretas o ganado.
Posteriormente se le debió construir una nave lateral que en la reforma de 1975 se le agregó a la Iglesia, a la misma vez que se amplió esta con el actual camerino de la Virgen del Carmen.
Unos 200 años después esta Iglesia se convirtió en parroquia completando el ciclo iniciado por aquellos iletrados silereños Juan Díez y Juan León, cuyos nombres debe perpetuarse como homenaje y reconocimiento en algún lugar de dicha Iglesia, los cuales con sus mandas y las de sus convecinos y posiblemente con la aportación manual de todos hicieron posible sus anhelos y aspiraciones, los hijos, nietos, biznietos y demás descendientes de aquellos silereños, siguiendo la pauta marcada por sus mayores han mantenido y costeado en parte todas las obras de ampliación y mantenimiento realizadas hasta la fecha en dicha Iglesia.
Nota:
Este artículo fue publicado en el periódico La Fuentezuela (versión impresa) en el número extraordinario de Feria (222-223) correspondiente a los meses de Julio y Agosto de 2007.
La situación actual de la Iglesia de Sileras es que hace varios años se la inmatriculó la Diócesis de Córdoba. siendo por tanto propiedad de esta institución religiosa, con pleno dominio sobre la misma.