Centro de Estudios de Arqueología Bastetana
Manuel Ramírez Ayas/ Cultura íbera en Batestania
El origen etimológico de ánfora está en el griego “amphoreus”, que significa “vasija grande con dos asas”. El ejemplar del oppidum de Cerro de Los Allozos de Montejícar es un recipiente cerámico de gran tamaño (80 cm. de altura), fabricado a torno, con forma cilíndrica ligeramente ovoide, hombro redondeado con dos asas y labio aplastado. Cronológicamente se sitúa en plena época ibérica, en torno a los siglos IV-III a.C.
Las primeras ánforas aparecen en el mundo ibérico a partir del siglo VII a.C., cuyas formas copian modelos fenicios procedentes de Tiro. La aparición de este tipo de recipientes constituye un hecho trascendental para las sociedades ibéricas en general, y de la bastetania ibérica en nuestro caso particular, como consecuencia del incremento de la actividad comercial entre la costa y el interior, al estar destinados específicamente al transporte de productos líquidos o semilíquidos al por mayor.
En el yacimiento ibérico del Cerro de La Cruz de Almedinilla (Córdoba) se ha podido documentar el contenido de algunas de estas ánforas, que consistía en cebada, yero, escaña, pepitas de uva y huesos de aceituna, si bien la cronología de este yacimiento es ligeramente posterior (siglo II a.C.).
La importante cantidad de ánforas presentes en la superficie del Cerro de Los Allozos denotan que fue un gran centro productivo y de distribución, al ubicarse en un lugar estratégico desde el punto de vista comercial en las rutas que conectan la costa levantina y la vega de Granada con el alto Guadalquivir. Bibliografía: Andres Mª Adroher Auroux & Antonio López Marcos (2000): “Ánforas de tipo ibérico en las depresiones intrabéticas granadinas”, en Revista de Estudios Ibéricos, 4, Madrid, pp. 105-150.
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