Redacción
Hace ya cuatro años que el Ayuntamiento de Almedinilla comenzó sus servicios lingüísticos con clases y pruebas de certificación al final de cada curso académico, y aunque no siempre ha sido todo un camino de rosas, se han superado todas las dificultades que iban apareciendo.
El curso 2019-2020 comenzó con la aparente normalidad de un año más para nuestros servicios lingüísticos. Y llegó marzo con sus fríos de última hora y sus lluvias para el campo, que tanta falta hacían, y se nos torció el camino. Hubo que suspender las clases presenciales durante al menos una semana. Todo se quedó en el aire hasta que se vio la posibilidad de las conexiones digitales por parte de todo el alumnado.
No obstante, los problemas no se terminaban ahí. España estaba en Estado de Alarma y hasta después del 21 de junio, la organización del Trinity College en Londres no tuvo la capacidad de organizar pruebas escritas siempre teniendo como referencia lo que las autoridades sanitarias dispusiesen. Salvado el escollo de la parte escrita, aún quedaba por organizar la parte oral, que se resolvió de forma favorable para nuestr@s alumn@s, puesto que la organización decidía realizar dichas pruebas a través de la plataforma Zoom, la misma que se venía usando con la profesora Aisha Goudrar, a la que por cierto hay que felicitar por su implicación e iniciativa a lo largo de estas duras semanas. Incluso, hay que decirlo también, se ha dispuesto de un tiempo de preparación extra, puesto que el examen estaba previsto para finales de mayo.
Y con estos condicionantes, llegamos al pasado sábado 27 de junio, en el que se realizaban las pruebas escritas siguiendo estrictamente los protocolos higiénicos dictados por el Ministerio de Sanidad, y garantizando la realización del examen en unas condiciones en las que ningún resto de COVID-19 hubiese tenido ni la más mínima oportunidad de sobrevivir ni de contagiar a ninguno de los candidatos. En el pabellón de educación física del CEIP Rodríguez Vega, pupitres a más de tres metros que habían sido previamente limpiados con hipoclorito de sodio al igual que el suelo, uso de mascarillas, doble punto de desinfección de manos en la entrada al recinto y limpieza de las suelas del calzado de todos los candidatos. Un protocolo al que tenemos que ir acostumbrándonos en esta normalidad que es la que condicionará la vida en los próximos meses.
Ahora, pasada la parte escrita, el 2 y 3 de julio toca enfrentarse a los exámenes orales. Otra vez el mismo ritual de limpieza y desinfección, en este caso en la Casa de Cultura, de forma individual y usando video conferencia.
Con COVID o sin él, hay que seguir viviendo y formándose.