Familiares y conocidos de los fallecidos que descansan en los camposantos llenan los nichos de flores y velas para honrar a sus seres queridos.
Manuel Carrillo Castillo
El puente de Todos los Santos no ha sido óbice para que los cementerios de Almedinilla y Sileras y las misas celebradas en las parroquias de ambas localidades y en la explanada del cementerio del Santo Cristo se concentraran cientos de vecinos y familiares para rezar y pedir por los fallecidos de este año y por los familiares que nos dejaron y siguen purificando sus almas para gozar de la felicidad eterna. Hay que recordar que ha sido la segunda vez que la celebración de la misa sale del cementerio almedinillense y que ha sido un gran acierto esta iniciativa del párroco David Ortiz García, respaldada por el Ayuntamiento de Almedinilla que ha facilitado la intendencia del acto.
Estas fiestas de Todos los Santos y Fieles Difuntos han sido sin restricciones y sin mascarilla por lo que se ha recuperado la normalidad que nos había quitado la pandemia. Esto ha favorecido a que las calles de los cementerios se llenen de familiares, amigos y conocidos de los que descansan, depositen flores y velas en los nichos y surjan conversaciones improvisadas entre los vecinos de lápida y lágrimas de algunos de los familiares de los recientemente fallecidos dando vida a uno de los lugares más solitarios durante el resto del año.
Cabe recordar que esta festividad surge en el año 998 por el monje benedictino San Odilón de Francia y que fue adoptada por Roma en el siglo XVI y en la que también se celebra la tradicional degustación de gachas y castañas tostadas en nuestro entorno. En los últimos años va cogiendo auge la tradicional fiesta anglosajona de Halloween o Noche de Brujas, coincidiendo con el tiempo del año litúrgico dedicado a recordar a los muertos y todos los fieles difuntos.
Este año, también nos hemos encontrado que pasadas las 22:30h del Día de los Difuntos saltaba la noticia de la exhumación de los restos del General Queipo de Llano de la basílica de la Macarena de Sevilla, junto a los restos de su mujer y del auditor militar Francisco Bohorques.