Francisco Pulido Muñoz (*)
Se ha cumplido más de una semana desde que empezamos el curso. Las familias siguen denunciando a las puertas de nuestro colegio Luque Onieva el incumplimiento de las garantías que las propias administraciones nos decían que pondrían en marcha para comenzar el curso de una manera segura.
Pasa el tiempo y no importa que sigan siendo 6 clases, de las 12 con que contamos, que superan el número de alumnos que las administraciones fijaron como ratio adecuada para afrontar un curso con los menos riesgos posibles. Y, a esto, hay que añadir la escasez de recursos en el aula matinal o el comedor.
Pasa el tiempo y no se hace nada, a pesar de que se conocía desde el día 1 de septiembre por toda la comunidad escolar: profesorado, familias y ayuntamiento.
A día de hoy, la única respuesta de la Delegación de Educación, es que no se puede hacer nada. Es más, nos trasladan que no entienden por qué nos quejamos, si todos los colegios están en la misma situación. Ante esto no sabemos qué es más grave, si el desconocimiento o la irresponsabilidad que parecen manifestar culpando a una normativa inamovible que ignora, a conciencia, el riesgo que corre nuestra comunidad escolar.
El caso es que se ha iniciado un curso escolar con el eslogan de “una vuelta segura”, y los recursos han sido los mismos que teníamos en el curso pasado. Desde la Junta, lo único que proponen al profesorado es asentir, aguantar el tipo y callarse. Y, a las familias las invita indirectamente a dejar los niños en casa, si están en infantil, puesto que no es una etapa obligatoria, o dejar de utilizar el servicio del aula matinal y de comedor. Eso es lo que está ocurriendo.
Y, todo esto parece no interesarle a nadie más allá de las familias o del profesorado del centro. Al Ayuntamiento lo que le preocupa es, si el viandante tiene algún problema para pasar por el acerado. Y el debate ciudadano se pretende orientar intencionadamente sobre la imagen que se está dando, o , sobre la necesidad de aclarar a quién se le reclama los recursos que se necesitan.
Para todos aquellos que todavía no lo sepan, la demanda se le hace a la Delegación de la Conserjería de Educación de Andalucía. Y se reclama de la única manera que las familias han encontrado para llamar la atención a una administración que está ausente y que, por ahora, parece no estar dispuesta a resolver nada.
Ante esta situación, como maestro del colegio y sin intención de representar a nadie, aplaudo todas las mañanas la valentía y el coraje de las familias que nos defienden. Apoyo sus demandas de bajar la ratio en las clases de nuestro colegio y de dotar de recursos para reducir los riesgos. Sólo tengo la esperanza de que no sea necesaria una víctima para que los medios de comunicación y las administraciones se pongan al lado de las personas que conformamos el colegio. Al lado de las familias, de los niños y de las niñas o de un profesorado, que, a estas alturas, no tenemos que demostrar ni nuestra profesionalidad, ni la implicación, ni la ilusión que diariamente manifestamos en nuestra tarea educativa.
(*) Maestro del CEIP Luque Onieva, de Priego de Córdoba