El pasado 24 de mayo el blog depuebloenpueblos publicaba un extenso reportaje de Almedinilla y La Fuentezuela se hace eco a través de varios capítulos que iremos publicando día a día
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Almedinilla es un municipio situado en el extremo oriental de la comarca de la Subbética Cordobesa en la provincia de Córdoba, en la comunidad autonoma de Andalucía. Sus límites se corresponden con los tres lados del triángulo que la caracteriza: Limita con los municipios de Priego de Córdoba (al oeste), en su provincia; con Alcalá la Real (al este), en Jaén; y con Montefrío (al sur), en Granada. Su término municipal es el más oriental de toda Córdoba. Cuenta con una poblacion de algo mas de 2.400 habitantes repartidos entre un núcleo de población principal y 5 aldeas: Los Ríos, Sileras, Brácana, Venta Valero y Fuente Grande. Conocido por la calidad de su aceite de oliva y por el extenso y rico patrimonio arqueológico que atesora, en el que destaca la villa romana de El Ruedo y el poblado ibérico sobre el Cerro de la Cruz.
Hablar de Almedinilla es hablar de arqueología, cultura, patrimonio, tal y como lo hacen sus importantes yacimientos arqueológicos: la Villa Romana “El Ruedo” (Declarada B.I.C), una de las superficies más importantes de la Península; el Poblado Íbero “Cerro de la Cruz” también declarado B.I.C., uno de los pocos de Baja Época Ibérica excavados en Andalucía y su Museo Histórico–Arqueológico que contiene las extraordinarias piezas que están aportando estos yacimientos, destacando la cerámica íbera y el conjunto escultórico de nuestra villa romana, reinando sobre todos ellos el dios grecorromano del sueño: Hypnos o Somnus, cuyo estado lo convierte en la más importante de las pocas conservadas en el mundo.
Almedinilla es un pueblo vivo y dinámico en el que el blanco de sus casas, mezclado con la roca de su sierra, se confunde con el verde de su olivar, invitándote a un paseo en el tiempo.
Las evidencias de poblamiento en el término municipal de Almedinilla se remontan al Paleolítico Medio (100.000-35.000 antes de Cristo) poco estudiado pero evidenciado por varios hallazgos a lo largo del río Caicena y sus terrazas, consistentes en piedras de sílex, cuarzo y cuarcita trabajadas artificialmente para la elaboración de utensilios. Esta época corresponde con la presencia del Hombre de Neanderthal que ya poseía manifestaciones rituales (culto a los muertos) y atisbos de arte, arte que desarrollará el Homo Sapiens Sapiens durante el Paleolítico Superior (35.000-10.000 a. C.) y del que existe un buen ejemplo en el yacimiento arqueológico de «El Pirulejo» en Priego.
Del rico Neolítico de las Sierras Subbéticas no se tiene aún en Almedinilla constancia, al contrario de lo que ocurre en Priego o Fuente Tójar, siendo el yacimiento arqueológico del Neolítico más cercano a Almedinilla el de la cueva de Los Mármoles en la Sierra de los Judíos de Priego. La agricultura cerealística y la ganadería de ovicápridos, bóvidos y porcina parecen haber sido los pilares de la economía durante el Calcolítico (el metal en esta zona no tiene demasiada importancia) proliferando molinos de mano para triturar las semillas (de forma barquiforme), hachas pulimentadas (para la tala de árboles y trabajos de carpintería), cerámica «a mano» (bordes engrosados» y formas abiertas) y utensilios de piedra sílex (hojas, hojitas y raspadores).
Un buen ejemplo en Almedinilla de este período lo tenemos en los yacimientos de El Castellar, Las Llanás, Castillejos, y Cerro Blanco, yacimientos todos ellos que se divisan entre sí y en conexión visual también con la cueva de los Mármoles y el importante yacimiento calcolítico de La Mesa y Cerro de Las Cabezas en Fuente Tójar.
Para los momentos iniciales de la Edad del Bronce no se ha encontrado en Almedinilla ningún testimonio, salvo viejas noticias, no confirmadas, sobre posibles enterramientos que aprovecharían las grietas rocosas del tajo de Las Llanás, así como algunas cerámicas del Cerro Blanco.

El pueblo ibero que se ubicó en la zona de la actual Almedinilla parece haber sido el Bastetano (siglos VI-II a. C.) constatado por la tipología cerámica del poblado y la necrópolis (con abundante armamento), así como la posible «frontera» con el pueblo turdetano en la desembocadura del río San Juan en el Guadajoz, a la altura de Alcaudete, remarcada tal vez por los Recintos Fortificados iberos que controlan las primitivas vías de comunicación.
Además del conocido poblado ibero del Cerro de la Cruz, se pueden citar en Almedinilla el de Los Castillejos, La Hoya, Cortijo Albarillo, Las Viñuela y Las Peñas. Todos ellos debieron tener relación estrecha con el Cerro de las Cabezas de Fuente Tójar, que desde el Bronce Final se configura como el yacimiento principal del curso del Caicena. El Cerro de la Cruz en Almedinilla, Cerro de las Cabezas en Fuente Tójar, Almanzora en Luque, Cerro del Castillo en Carcabuey, Cerro del Puerto y Torre Alta en Priego, parecen definir el poblamiento ibero de la actual comarca de Priego.
La paulatina conquista romana de estos territorios debió provocar que muchos poblados ibéricos cayeran en decadencia, e incluso desaparecieran violentamente como parece haber ocurrido con el Cerro de la Cruz a finales siglo II a. C. Se llega así a la plena romanización de nuestra comarca, en un verdadero auge de la vida urbana que es seguida de multitud de asentamientos rurales, algunos de gran importancia como la Villa de «El Ruedo» en Almedinilla, que ocupan y explotan el territorio como hasta entonces no había ocurrido, consolidando la agricultura mediterránea del olivo, la vid y el cereal. Municipia (ciudades), vici (aldeas) y villae (explotaciones agropecuarias), salpican el territorio, dibujando ya en gran medida el poblamiento posterior (que llega hasta la actualidad en muchos aspectos).
Una extensa red de yacimientos romanos salpican Almedinilla. Todos estos yacimientos romanos de Almedinilla responden en todo caso a núcleos rurales que estarían vinculados con alguna ciudad (tal vez el entonces municipium del Cerro de Las Cabezas en Fuente Tójar).

A partir del siglo IV el impacto del Cristianismo debió ser importante en estas tierras como lo atestigua la Sede Episcopal de Cabra (mediados siglo IV). Aunque elementos del paganismo debieron prolongarse hasta la entrada en escena del Islam. Los momentos finales de la cultura romana y la cultura visigoda se atestiguan en Almedinilla en los yacimientos tardoantiguos antes citados, que parecen mantener las pautas de poblamiento anterior. Corresponde este periodo con la última fase de ocupación de la villa y necrópolis de El Ruedo, en un ambiente ya no residencial y lujoso, que posiblemente nos anuncie la existencia de pequeñas poblaciones rurales. Con la llegada del Islam, la Edad Media hispano-musulmana va a estar representada en Almedinilla por varios yacimientos arqueológicos a lo largo de su término municipal, aún mal conocidos. Es en la Edad Media cuando más evidencias tenemos del carácter fronterizo y de paso al que nos referíamos al principio, ya que tempranamente las sublevaciones muladíes iniciadas en el 886 por Umar Ibn Hafsún tendrán en jaque al poder central de Córdoba, desde estas tierras montañosas.
Los musulmanes impulsaron la agricultura de regadío como buenos hortelanos, y debieron cultivar las tierras del término municipal construyendo para ello una serie de aljibes, acequias y minas, de las que se conservan evidencias interesantes (aunque con dificultad en su adscripción cronológica): Las minas de agua de Rodahuevos, Sileras, El Ruedo, Fuente del Piojo.
Conquistado plenamente este territorio por los cristianos en 1341, a manos de Alfonso XI, el actual término municipal de Almedinilla debió quedar prácticamente despoblado e inseguro. La actual población de Almedinilla parece surgir como aldea de Priego, con cierta entidad, a finales del siglo XVII y al socaire de la política ilustrada que favorece una incipiente ocupación del territorio a partir de las colonizaciones de las tierras de señorío y las comunales. Desde un pequeño grupo de huertas anteriores, Almedinilla empieza a extenderse a partir del camino que unía Priego con Alcalá La Real, a su paso por la Calle Vado (confluyendo a su vez con la cañada ganadera que iba en dirección a Fuente Tójar por «El Barrio»), distribuyéndose su población a lo largo del Caicena a partir de dos acequias de regadío que parten de Fuente Ribera (hoy en día en uso), y que se bifurcan por cada margen del río abasteciendo a las numerosas huertas que se extienden hasta la aldea-diseminado de Los Ríos-La Carrasca.

En 1844 Almedinilla consigue su independencia administrativa de Priego y se constituye con ayuntamiento propio. Los siglos XVIII y el XIX, serán testigos también del fenómeno del «bandolerismo» que aunque siempre presente tendrá en estos momentos y en este territorio un peculiar acento debido a la situación socioeconómica y política desfavorable de amplias capas de población. Este problema no termina de atajarse hasta que no finaliza el proceso de colonización y desamortización de tierras, pasando las contradicciones a otro plano.
La actividad industrial de estos tiempos tendrá su reflejo en la instalación a lo largo del río Caicena, con fecha de 1798, de 8 molinos harineros, muchos de los cuales van transformándose o ampliándose a molinos aceiteros con el paso del tiempo.
Nos encontramos así a principios del siglo XX con el poso de una sociedad agrícola tradicional de pequeños y medianos propietarios, a los que se añaden grandes propietarios agrícolas que se alternan en el poder (en Priego y su comarca entre los «nicetistas» y «valverdistas»), poder no contrarrestado por una reacción clara de las capas sociales más desfavorecidas (al contrario de lo que ocurría en la Campiña, con un fuerte substrato de jornaleros), optando por la emigración forzosa (como cuando la «filoxera» acabó a principios del siglo XX con la mayor parte de los viñedos).